Los empresarios son las personas cuya función es la coordinación y dirección de la empresa, debiendo adoptar decisiones relativas al producto, las inversiones, las contrataciones, entre otras.
Teniendo en cuenta que en las sociedades capitalistas hay dos clases principales nos planteamos a qué clase pertenecen los empresarios.
Efectivamente, en el modo de producción capitalista las personas que participan en la actividad económica pertenecen a dos grandes grupos: por un lado, están los propietarios del capital (medios de producción, dinero), son los capitalistas o clase capitalista; y, por otro lado, están las personas que venden su fuerza de trabajo a cambio de un salario, que son contratadas para trabajar en las empresas, son los asalariados o clase obrera.
Cuando la empresa es relativamente pequeña el propietario de la empresa, el capitalista, puede desarrollar las funciones del empresario. A medida que crece el tamaño de la empresa y su gestión se va complicando el capitalista ha de ir delegando las diversas funciones que en un principio aglutinaba. Entre estas funciones podemos destacar las de vigilancia y supervisión, las administrativas, las comerciales, las financieras, las técnicas… y, por último, las funciones de dirección, que son las propias del empresario. Esta delegación de funciones que realiza el capitalista en otras tantas personas se lleva a cabo bajo la forma de contratación laboral asalariada.
El resto de funciones que no asume el capitalista ha de contratarlas de forma asalariada. Así el capitalista compra la fuerza de trabajo, adquiriendo su uso a cambio de un salario. Sería el caso de las personas encargadas de diversas tareas manuales o administrativas, con mayor o menor complejidad, en los diversos departamentos (producción, almacenaje, comercial, administración, entre otras). Los asalariados constituyen la clase obrera.
Como veíamos antes, la tendencia al aumento del tamaño de las unidades productivas capitalistas que deriva de la acumulación de capital, va generando la necesidad de que el capitalista delegue funciones en la clase obrera, ante la imposibilidad de poder asumir todas esas funciones en su persona.
De esta forma, objetivamente, la clase obrera va aumentando sus efectivos cuantitativamente y cualitativamente. En cuanto a lo cualitativo, el obrero colectivo cada vez más está formado por sectores muy diversos, uno de ellos el de los empresarios, no exentos de contradicciones.
Igualmente, la fuerza de trabajo asalariada que va asumiendo unas funcionalidades cada vez más complejas y técnicas requiere una formación y una preparación que no pueden ser improvisadas, generalmente dichos atributos han de generarse a lo largo de años de estudio y experiencia. Ni que decir que esta preparación también requiere de una fuerza de trabajo especializada, en este caso la docente, y de unas instalaciones e instituciones acordes a la impartición de la mencionada formación. Todo ello poniendo de manifiesto la “apuesta” que la sociedad ha de realizar para hacer frente a una ineludible necesidad del capital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario