El descontrol de la inflación ha puesto manos a la obra a las autoridades monetarias. Éstas han optado por el tipo de interés para enmendar la inflación. Ante la tardanza de sus efectos esta medida ha empezado a cuestionarse. Primero, los críticos argumentaban que se ponía en riesgo la recuperación abocándonos a la recesión; y más recientemente, ante las turbulencias financieras, que si se tensionaba a los mercados financieros.
A pesar de las presiones, las autoridades monetarias europea y demás, no han cejado en su empeño y han mantenido su línea. Así, en plena crisis financiera, vimos como el Banco Central Europeo (BCE) subía medio punto el tipo de interés. Por qué la obstinación de las autoridades monetarias. Por qué la obsesión con la inflación. Veámoslo.
El carácter privado e independiente de las unidades económicas (de producción y de consumo), en las sociedades capitalistas, hace que el vínculo entre la satisfacción de las necesidades y la generación del producto sociales, requisito para la reproducción social, haya de establecerse de forma indirecta y a posteriori, específicamente a través del mercado.
Allí, en el mercado, los poseedores de mercancías habrán de probar el carácter social (valor) de las mismas a través del cambio de equivalentes con los poseedores de dinero. Estos, a cambio de la mercancía, entregarán su precio, es decir su valor en dinero.
El dinero, como mercancía (oro) o como símbolo de valor (papel moneda o dinero bancario, por ejemplo), es el representante general del valor portando, por ello, el atributo de la cambiabilidad general (el dinero todo lo compra).
En el caso del papel moneda (dólar, euro, …) en cuanto signo de valor, cuyo valor es nulo, el atributo de cambiabilidad general y, por tanto, su poder de compra emana del reconocimiento social que le otorga la obligatoriedad de su curso dictada por el representante del capital social, el estado (u otra unidad política con dicha atribución, caso de la zona euro).
El organismo estatal encargado de emitir el dinero es el banco central o autoridad monetaria. Además, este organismo especializado, tiene como encargo velar por la validez de la moneda. Tanto dentro del territorio nacional como en el ámbito del mercado mundial, donde concurre con otras monedas estatales y con el oro como dinero mundial, a través del comercio internacional y del sistema financiero global.
La variación generalizada de los precios de las mercancías (bienes y servicios), sea bajada (deflación) o subida (inflación), supone la pérdida del poder adquisitivo de la moneda. Esto puede ser origen de alteración del funcionamiento del mercado (bienes y servicios, fuerza de trabajo, activos financieros), y más allá, de la confianza en el propio estado o en los mecanismos mercantiles que sostienen al capital en cuanto relación social general.
Por esto, porque la inflación deteriora el poder de compra de la moneda y, con ello, su validez en cuanto equivalente general participante de las relaciones mercantiles, las autoridades monetarias la tienen en el punto de mira, como objetivo principal, por encima del crecimiento económico o la estabilidad financiera. El Banco Central Europeo tiene como objetivo declarado el 2% de inflación a medio plazo.
Para conseguir el control de la inflación, el banco central echa mano de la política monetaria haciendo que el aumento de la cantidad de dinero en circulación permita absorber los descensos del valor que implica el crecimiento de la productividad del trabajo. Una forma de hacer esto es el manejo del tipo de interés.
Subiendo el tipo de interés, para el caso de combatir la inflación, se otorgan menos préstamos. Esto redundará en menos consumo, menos inversión, menos endeudamiento público.
Repitámoslo, por si no me expliqué. La autoridad monetaria o banco central, además de emitir la moneda de curso legal, ha de velar por su poder adquisitivo. La conservación de éste es importante para garantizar la validez del cambio de mercancías, así como para el desempeño del propio estado en cuanto representante del capital social y, en definitiva, para el desarrollo pacífico de la sociedad capitalista.
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