miércoles, 15 de marzo de 2023

El caso Ferrovial (4 de 6). Los conceptos

Ferrovial, en tanto unidad privada de producción capitalista que persigue, por tanto, la obtención de plusvalía a través de la creación de valores de uso para el mercado, tiene un movimiento específico denominado ciclo del capital, cuyos momentos principales son tres.

El primero, es el desembolso de dinero, que en su origen entregaron los propietarios accionistas, para adquirir fuerza de trabajo y medios de producción. El segundo, es la acción de la fuerza de trabajo sobre los medios de producción incluyendo la gestión, para crear los valores de uso para otros (mercado). En este segundo momento del ciclo del capital se crea la plusvalía a través del uso capitalista de la fuerza de trabajo (explotación). Y el tercer momento en el que la mercancía creada se cambia en el mercado a cambio de un precio, lo cual implica la realización de la plusvalía.

El fin principal del ciclo es la obtención de un dinero mayor que el adelantado, la plusvalía. Toda la gestión empresarial, desde las compras y contrataciones hasta las ventas pasando por la producción, la gestión de los recursos humanos, la creación de empleo, entre otras, están condicionados al fin principal; es más, no se explican sin tenerlo bien presente.

Por tanto, y es una condición de lo anterior, todo lo que hagan los sujetos implicados en el ciclo del capital de Ferrovial, sobre todo su clase capitalista y su clase asalariada, está subordinado al interés principal del capital de Ferrovial, la obtención de plusvalía. Lo veremos más adelante, pero terminemos con el movimiento del capital de Ferrovial.

Ya tiene la plusvalía, ahora qué hace Ferrovial con ella. Tiene dos opciones: la primera es reinvertirla en el negocio (concentración del capital) o repartirla entre los propietarios capitalistas (lo cual no redunda en mejoras para la empresa).

El capital Ferrovial compite en el mercado, para lo que requiere recursos que mejoren sus procesos, que los hagan más eficientes (productividad). Este crecimiento del capital (acumulación) es una condición de supervivencia de los capitales individuales. Tiene diversas formas de acumular: una la hemos visto, reinvertir las ganancias; otra es acudir a financiación ajena (ampliaciones accionariales, préstamos, entre otros).

Teniendo en cuenta lo anterior, y sabido que el ciclo del capital se reitera continuamente, el movimiento del capital de Ferrovial consiste en la reproducción ampliada como necesidad, o sea como condición de existencia: ganar para crecer y crecer para ganar, es su norma de comportamiento en el mercado mundial donde opera.

Esto es lo que está en la naturaleza del capital Ferrovial y el resto de cuestiones, la gestión de la fuerza de trabajo, de las compras, de las adquisiciones, de las ventas, de los protocolos de responsabilidad social o ecológica o sus proclamas patrióticas por decir algo, están alrededor y al servicio del interés principal de Ferrovial, la obtención de plusvalía, y de la forma que adopta su movimiento como interés recurrente en el tiempo, la reproducción ampliada del capital.

Como decíamos, el interés y el movimiento específico que reviste su realización, pasa por manos de los sujetos. ¿Alguien piensa que la clase capitalista y la clase obrera, de Ferrovial, pueden actuar al margen o en contra del interés de Ferrovial? Pongamos el caso de los propietarios de las acciones de Ferrovial, sus accionistas, y la parte realmente decisoria de los mismos, los que están presentes en el Consejo de Administración, empezando por su presidente, del Pino.

Si las decisiones de los capitalista de Ferrovial no favorecen el interés de Ferrovial, y la consecución de este fin se ve frenado por estas decisiones, la supervivencia de Ferrovial estará en riesgo, cuestión que recordarán los competidores y los clientes. Y con el debilitamiento de Ferrovial, quedarán cuestionados los propios capitalista, que dependen de Ferrovial para ser capitalistas.

Algo parecido ocurre con la clase asalariada de Ferrovial. Ésta ha de contribuir a realizar el interés de Ferrovial, desde la gestión de los negocios y proyectos, pasando por su diseño, ejecución, apoyo administrativo y técnico, hasta el trabajo en la circulación, toda la fuerza de trabajo contratada por Ferrovial ha de enfocar su acción hacia la obtención y realización de la plusvalía, a condición de ser despedida y perder el empleo. Toda, o una parte del obrero colectivo ferrovialense, puede, y debe, luchar contra los capitalistas, pero incluso esta lucha es un momento en la reproducción del capital. La lucha de clases, también en Ferrovial, es la forma en que el capital realiza su movimiento ascendente.

¿Acaso el estado está facultado para poner límites al capital de Ferrovial? Dejemos la cuestión planteada, para abordarla más tarde.

Hay una diferencia radical entre la clase capitalista y la clase asalariada de Ferrovial. La clase asalariada es indispensable, y cada vez más para el negocio de Ferrovial. Mientas la clase capitalista no; es más, cada vez se pone más de manifiesto su carácter parasitario. El capitalista primero de Ferrovial no solo adelantó dinero como capital, también gestionaba el negocio y decidía el destino de la plusvalía. Con el aumento del volumen del negocio, con la mayor complejidad operativa, empresarial, jurídica, territorial, etc. el manejo de la empresa fue requiriendo que el capitalista fuera delegando funciones en distintas figuras: vigilancia a manos de encargados y supervisores; conocimiento técnico y científico a cargo de ingenieros y otros técnicos; especialistas en ramas anexas como el derecho, la salud laboral, etc..; y por último la dirección de unidades de negocio a cargo de empresarios y gestores. Todos ellos son absorbidos por el asalariado colectivo que conforma la clase obrera de Ferrovial. Los capitalistas, despojados de sus funciones por las necesidades del capital, ya solo les queda apropiarse una parte de la plusvalía. Hasta eso le viene mal al capital de Ferrovial que se vería beneficiado si toda la plusvalía se destinase a la acumulación de capital. Por eso, la clase capitalista no conforme con mostrarse ociosa respecto de la marcha de Ferrovial, le resta el principal alimento que nutre su reproducción ampliada, la plusvalía. Los capitalistas de Ferrovial seguirán el tiempo que la historia les conceda, pero su función histórica ha concluido.

Se podría objetar que el final de los propietarios privados de Ferrovial fuera el final de Ferrovial, pero no es así. Ferrovial puede, por ejemplo, quedar en manos del estado con lo que se garantizaría su continuidad, dado que la realización de su fin principal es ya una tarea de la clase asalariada, solo la propiedad cambiaría de manos privadas a manos del estado.

Bien, con los elementos mencionados, pasemos a la polémica desatada por el cambio de sede de Ferrovial.

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